"LAS ESCUELAS SON PARA TODOS"

Si algo hemos aprendido con la realización del proyecto DFC es que la educación tiene que estar al alcance de todos, que entre todos debemos cambiar el mundo y la manera de entender la educación.
De manera que, para que las escuelas sean para todos, es necesario que se realicen cambios tanto en los sistemas y estructuras educativas, como en el curriculum, para que todos los alumnos, ya tengan una discapacidad o no, sean de diferentes razas, religión, … obtengan un aprendizaje significativo y no se les excluya en ningún contexto, ni en el escolar ni el social.


Para que todo esto sea posible, hablamos de la idea de la INCLUSIÓN. 
La inclusión deja atrás el concepto de la integración, el cual no llegó a satisfacer de la manera en la que se pretendía las necesidades de todos los alumnos, ya que no se atendían las necesidades específicas de cada uno de ellos. El término de inclusión, por tanto, es más claro y más directo ante la idea de que todos los alumnos deben estar incluidos en todos los ámbitos de la vida y no solamente en la escuela, como pasaba con la integración. Como consecuencia, aumenta la responsabilidad del equipo docente, que tiene el deber de acomodar la escuela a todas y cada una de las necesidades de los alumnos que se encuentran en él o que pueden llegar a venir.  Esto supone también que todo el equipo docente del centro ya sea el director/a, los profesores tutores, los especialistas, … deben de trabajar en coordinación unos con otros para de esta manera satisfacer más eficazmente las necesidades de todos los alumnos y enriquecer, además, el ambiente de la clase.

No podemos olvidarnos también, de la importancia de la coordinación, la comunicación y la implicación de los padres y madres, ya que la información que estos aportan es esencial para poder llegar de una manera más directa a los alumnos y a lo que necesitan. 

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